El canto del perejil /1

Ricardo García Moya

Diario de Valencia

¿Que la humilde umbelífera no es ave canora? Cierto, pero canta y mucho en el códice Carbonell de la catedral de Gerona, dentro del cual se ha descubierto en el siglo XX un tratado de barbarismos que, casualmente, rellena el casillero vacío de este género en lengua catalana. Pero el manuscrito Regles de esquivar vocables, presuntamente del año 1492, contiene anomalías que apuntan hacia la plumilla artesanal de algún hábil paleógrafo coetáneo de Pompeu Fabra, que imitó la escritura del cronista catalán Carbonell.

¿Por qué canta el perejil en las Regles? Muy sencillo. Si nos venden el Nacimiento de Venus de Botticelli con la imagen de Rita Barberá de taconcitos y sonrisa de poliuretano, ¿creerían que es del quatrocento? Igual sucede con la regla 181 del manuscrito, juhiverd per dir juliverd; donde se opone la vulgar juhiverd a la culta juliverd, olvidando que estas grafías no existían en el siglo XV. En tales calendas los paleógrafos han documentado jolivert, juhivert, julivert, juyvert, julvert,. etc. No existe Joliverd ni como apellido, mientras que perduran Julivert y Jolivert. Si las Regles fueran coetáneas, debieran reflejar una de estas variables, bien como vocablo rechazable, bien como modelo culto. Por el contrario, el manuscrito sólo muestra la forma fabriana que comenzó a imponerse en las cercanías del 1900.

La Universidad de Valencia, máxima productora de basura en y para la implantación de catalán, no repara en estos detalles y, con dinero público, edita libros a teloneros de la Universidad de Barcelona, como Albert Rico y Joan Solá, (Rico, Solá: Gramática i lexicografía catalanes. Universitat de Valencia, 1995) Este par de genios lexicógrafos no se entera ni papa del asunto, atribuyendo en el panfleto las falsas Regles de esquivar vocables al valenciano Fenollar y al catalán Jeroni Pau, cuando esta autoría del manuscrito está descartada e incluso ridiculizada por santones como Badía i Margarit o Martí de Riquer.

Para comprender el fraude, aunque sea monótono, hay que comparar la terminación del vocablo perejil en documentos anteriores, coetáneos y posteriores a 1492: juyvert (Vilanova, h. 1305); julivert (Eiximenis, a.1383); jolivert (Tirant,1490); jolivert Gasull, 1496), julivertada(Pou,. 1575), jolivert (Sanelo, 1805), jolivert (Escrig: Dicc.1887), jolivert (Martí Gadea, 1908), chulivert (Corominas, DCECH), jolivert (Dicc. Real Academia Valenciana, 1997). Ahora comparen con la regla supuestamente escrita en 1492: juyverd per juliverd (Regles de esquivar vocables, ¿a. 1492 ?).

Alguien pensará que Carbonell era un latinista refinado que escribía con d el adjetivo del compuesto (joli + vert) por respeto al étimo viridis. Tampoco es válida esta razón, pues el cronista escribe vert en fechas posteriores a la de su supuesta regla (Carbonell, Pere Miquel :Croniques de Espanya, h.1497), igual que hacían todos los escritores coetáneos: vert (Llull, h.1300); vert (Ll.de cuina, h.1370); vert (s.V.Ferrer h.1408); vert (Mre. Joan, a. 1466); vert (Inv.Palau Real Valencia. 1458); vert (Corella h.1480); vert (Martorell 1490); verts (Roig, a.1460) vert (Pou,1575); vert (Beat. Tomás de Villanueva, 1620); vert (Tormo,B. 1760); verts (Martí Gadea, 1908); vert (Dicc. Real Academia Valenciana, 1997)

Las falsificaciones, sean de un Rembrandt o de un billete de lotería, se confeccionan con rigor máximo, pero siempre hay perejiles que cantan. La regla 143 opone maixcarat per mascarat, pero en el XV no era conocida la palabra censurada. Aparece en algún texto valenciano del siglo XVIII y se populariza hacia 1900 con autores como Martí Gadea.

La 163 condena punxor per dir punxó, cuando la r final no era problema en 1492. La controversia que el falsificador silencia es la penetración en Cataluña de la morfología valenciana con ch, punché, punchons, habitual en documentos valencianos del XV (Badla,1999, p.303). En la misma Barcelona, en los años en que Carbonell era una autoridad cultural, se mostraba la oposición morfológica entre la grafía catalana con x y la valenciana con ch, como comprobamos en la edición del Nebrija: punchar ab punxó (Busa. Neb. 1507). En el enrevesado laberinto ideado por el falsificador, finge que el medieval Carbonell atribuye a Fenollar esta regla, olvidando que el valenciano escribía con ch: no punchen (Lo procés, f.22) También Pou adoptó la palabra valenciana punches (Th.1575). Si fueran auténticas, Carbonell hubiera hecho constar la controversia sobre el vocablo.

La regla 236 también canta, Aufegar per offegar. La variable aufegar sólo supuso un incordio para la lengua catalana a fines del siglo XIX, cuando los sainetes en lengua valenciana se representaban en Cataluña o, impresos, eran leídos por la burguesía barcelonesa. La 132 rechaza escribir Gyrona per Gerona. Estas reglas, recordémoslo, en teoría fueron razonadas por el catalán Carbonell y su primo, el humanista catalán Jeroni Pau. No obstante, para desgracia del falsificador, en las Croniques de Espanya que Carbonell comenzó a redactar supuestamente en la misma fecha que las reglas, no usa más que la proscrita Gyrona. La 136 dice Mallorca per Mallorques. El falsificador no se enteró de la sutileza toponímica de Carbonell, el auténtico, que diferenciaba la ylla de Mallorca, en singular, del conjunto territorial del archipiélago, Mallorques. Ambos ejemplos léxicos constan en un mismo párrafo de la Crónica (t.II, ed.Barcino, p.98).

Podríamos dedicar 100 folios a los anacronismos de esta falsificación, pero no queda espacio. Falta conocer también la turbia historia del manuscrito, con gato encerrado; y la personalidad del misterioso falsificador coetáneo de Pompeu Fabra. Algo que sabrán en el próximo articulo, si el Diario de Valencia tiene la paciencia de publicarlo.

Diario de Valencia 27 de enero de 2001