El "Villancico de las Naciones" y los valencianos
Por D. Ricardo García Moya
Las Provincias 20 de Diciembre de 1998
El "Villancico de las Naciones" era complejo, pues en pocos versos debía reflejarse el
prototipo "nacional" que acudía a adorar al niño. Los cantados en la catedral de Lérida la
Nochebuena de 1671 utilizaban los recursos habituales para la identificación del origen del
personaje. Así, los niños y capones dirigidos por el maestro de capilla Iván Barter aludían a
los valencianos que iban a Belén con "la Dulzayna valenciana" (ahora la Ilamarían levantina
o mediterránea). Los "de Francia tocaban violines y, los de España, guitarricas". Nótese que
nadie coaccionaba a los leridanos a usar el español, pero ellos así lo deseaban, siendo la
imprenta de la Universidad de "Lérida" (sic) quien imprimió estas composiciones en la lengua
de Quevedo, mucho antes del cuento de botiflers malvados y maulets beatíficos.
Aparte del valor semántico del gentilicio, el autor perfila la identificación del oferente con sutiles
alusiones políticas. Tras la arenga: "¡Ea, Naciones, ea, fiestas se hagan en competencia!" desfilan por
las estrofas los representantes de Castilla, Valencia, Italia y Cataluña. Este último, "un catalán muy
ceñudo
, le ofreció al Niño ser Conde de Barcelona, pero Rey, por ningún caso; y la
rargeta dezia: por el Conde sus vasallos, como al Rey darán la vida" (Barter, I.: Villancico,
año 1671, imp. Univ.) En Lérida sabían que no existía un rey de Cataluña, algo que las
actuales universidades no acaban de entender. Por el contrario, el "florido valenciano"
regala al Niño unos guantes con el lema: "Son para el Rey a sus manos". Nuestros
antepasados sí podían proclamar rey al Niño.
Otro recurso para identificar la "nación" del adorante es el idioma. En la primera estrofa leemos:
"De Belén el Portal / es Chatedra de Remedios / para toda enfermedad". En consecuencia, para hallar
curación a las dolencias "van Ilegando las Naciones, cada una con su ay", organizándose un ameno y
caótico diálogo én varias lenguas. Analizaremos la que el letrista utilizó para diferenciar el idioma
valenciano del castellano, francés, catalán, italiano y portu- gués. EI valenciano explica que "lo dolor
de migranya/ me dona pena/ que lo olor me ha causat /de una violeta
". Le recomiendan
comer en abundancla, respondiendo el valenciano que eso sería "curar de migranya /y
caure de en- fit
".
EI letrista acertó al elegir la jaqueca, pues "migranya" era un vocablo exclusivo del idioma
valenciano -derivado del latino "hemicrania"- y habitual en los textos clásicos de Roig,
Fenollar y Johan Moreno. Durante su estancia en el Reino, Covarrubias la recogió como
palabra valenciana y la incluyó en su vocabulario, de donde fue tomada como castellana en
diccionarios posteriores. También "enfit" o empacho fue un vocablo usado por nuestros
clásicos, pudiendo estar:emparentada con el mozárabe "qunfit", documentado como "confit"
en el diccionario valenciano de Esteve (1489), antes de que pasara al catalán. También el
verbo "curar" es usado en su acepción valenciana de sanar, no en las catalanas de
"responsabilidad" o "pensar".
Los estudiantes y profesorado valenciano asistente a los actos catedralicios sonreirían al escuchar el
irónico "Villancico de las Naciones", cargado de matices peyorativos contra el "catalán ceñudo" que
padecía un vulgar mal de "ventrell". Tampoco eran enaltecedores los versos en los que el
catalán afirma que es un cachorro, "so cadell", del hambriento de mendrugos de pan o
"nyaros" ("rosegons", en valenciano). EI contraste conceptual establecido por el letrista es
innegable: florido valenciano y ceñudo catalán; el valenciano huele violetas, el catalán
devora incesántemente desperdicios de pan. En el villancico también aparece el navideño
"pesebre", vocablo que mereció este razonamiento de Corominas: "EI valenciano pesebre,
con s sonora, parece ser un mozarabismo autóctono
". Este sustantivo que, traducido del
valenciano al catalán sería "gripia o menjadora de bistias", ya lo encontramos asociado a la
Navidad en los versos que Timoneda escribió en 1555: "En Belén está (...) y son fill en un
pesebre".
Hay que tener presente que en la Universidad de Lérida, desde 1300 hasta 1714, hubo presencia
constante de profesores, predicadores y estudiantes del Reino que mantenían y hablaban su lengua
valenciana (como testificaron autores catalanes coetáneos). La intensa relación entre los numerosos
valencianos que deban vida a la minúscula ciudad, y la escasa población autóctona fomentó la

progresiva valencianización lingüística del occidente catalán. EI rudimentario romance leridano
medieval, por la influencia citada, se fue distanciando del provenzal en los XIV y XV, y de la lengua
catalana en los siguientes.
La valencianización idiomática de Lérida tampoco la acaban de entender los catalaneros que
peregrinan a Cataluña. En la lujosa revista en catalán "Caràcters" -publicada con ayuda de Bancaixa-
aparece el artículo "Els catalans pel mon", en los que Lourdes Toledo afirma que en la
"nació catalana" está el "Principat i el País Valencià" (aplica títulos al dictado del IEC), y que
durante su estancia en Lérida se entendía perfectamente con los leridanos. No me sorprende,
pues aparte de la secular valencianización, la citada Toledo utiliza voces como "seure, petit,
feina, aquestes, amb..." etc. (Caràcters, n." 5,1998, p. 26) . En fin, olvidemos que
Bancaixa sigue promocionando la catala- nización, y celebremos la Navidad sin "migranyes"
valencianas y "nyaros" catalanes.