Las Provincias 16 de Noviembre de 1994
LA GENERALITAT VALENCIANA. LA CALAMITAT
Por Ricardo García Moya
Ya saben, supongo, que los catalanes han rebautizado humorísticamente a nuestro territorio como "La Calamitat",
en réplica jocosa a la enésima campaña lermista de despersonalización regional. Mientras que la Generalidad
catalana defiende a capa y espada lo de Principat, el PSOE y EU queman millones (del contribuyente)
inventando estupideces para destruir nuestra toponimia, historia, vexilología, etc. Cuando lean el triunfante
mensaje "Anem a més. Generalitat Valenciana. La Calamitat", no piensen que bromean. Ellos van a
más (sueldos, compra de yates, subvenciones a la extrema derecha del catalanismo...) Aunque la prensa
del régimen camufla de mil maneras su indigna gestión.
Otros, sin embargo, pecan de inocencia. En Benidorm -feudo político del, quizá, futuro presidente de la
Comunidad Valenciana- se observan detalles opuestos a lo que el líder pregona en Valencia. Como
alcalde de Benidorm es extraño que aprobara la convocatoria municipal de un "premi de narrativa per a
estudiants del País Valenciá
"; parecería más correcto usar lo de Reino o Comunidad, y no estaría
cometiendo ningún crimen cultural. Tampoco estaría de más que en las fiestas de Benidorm no Ilenaran
las calles con banderolas de cuatro barras. Es hora de recordar a la turística ciudad que allí jamás se
utilizaron tales enseñas, hasta que los concejales del antiguo PC y los actuales de EU y PSOE las
promocionaron en los actos públicos.
La semana pasada en LAS PROVINCIAS, Miguel Angel Conejero preguntaba: "¿Qué les pasa a estos
de la derecha, que de todo tienen miedo? No es miedo, es terror al qué dirán los vividores del
pujolsocialismo. Hace años, cuando ofrecí a la Generalidad el traslado de la exposición sobre la Real
Señera
a Valencia (con todos los gastos pagados por la Caja de Ahorros de Alicante, incluido el lujoso
catálogo) el comisario cultural del PSOE, "amb un somriure", me mandó a la mierda. De igual modo, el
alcalde catalanero de una villa turronera -ante la próxima visita de la exposición sobre la Real Señera--
amenazó con retirar los caudales municipales de la entidad patrocinadora si no se suspendía el proyecto;
y lo consiguió. Prueba de ello es que en el catálogo figuraba la localidad, pero los paneles fueron de Sant
Vicent del Raspeig
a Alcoy y el liberal alcalde logró su empeño. Estos cavernícolas no son modelos a
seguir, por supuesto, pero la ambigua actitud del PP podría perpetuar el triunfo de los intolerantes.
Y otro factor que les convierte en tímidos defensores del pueblo valenciano es que no acaban de creer lo que
dicen. Un catalanero profesional -- de los que envenenan a nuestros hijos en institutos y escuelas--, sin caerle la cara
de vergüenza, soltará aquello de "Principado de Cataluña y País Valencia", y se sentirá paladín del
progresismo; aunque no será sino un mequetrefe pedante. Por el contrario, un político o intelectual del PP,
las pasará canutas y sudará sangre antes que decir en público lo de "Reino de Valencia", y caso de
hacerlo, habrá sopesado eI auditorio (si está en Valencia, o si el público es adecuado, si no hay
televisiones que lo graben, etc.)
No sé si decirlo, aunque LAS PROVINCIAS ya lo publicó en su día, pero ¿adivinan a qué editorial
encargó el Ayuntamiento de Benidorm, gobernado por el PP, la publicación de las obras ganadoras?
Pues tiene gracia que la elección recayó en la editorial más catalanera que existe: la famosa "TRES I
QUATRE
". Y no sólo encargan la edición, sino que el jurado es designado conjuntamente por "el
Ajuntament de Benidorm i l'editorial TRES I QUATRE de Valéncia". ¡Vaya porvenir que nos espera, como
no rectifiquen estos despistados!
Las normas en que está redactada la convocatoria "per a estudiants de 3r. de BUP, COU i FP-2 del País
Valenciá" siguen las emitidas por el Institut de Estudis Catalans, ignorando la existencia de una
ortografía y léxico de la Real Academia Valenciana. En consecuencia -en noviembre de 1994-, tenemos
la paradoja de que la editorial dedicada exclusivamente a erradicar el valenciano e implantar el catalán en
el Reino de Valencia, estará preparando la publicación de unas obras catalaneras, por la torpeza (¿o son
demasiado listos?) de algunos militantes de la dubitativa derecha.
Y si en Benidorm -- dentro del territorio valenciano -- , actúan tan anárquicamente respecto a lo que pregona Gil
Lázaro y Tarancón (y aquí hay tela marinera, pues vaya polimorfismo el suyo) fuera de él, para los
políticos del PP no existe la lengua valenciana. Marcelino Oreja, en artículo publicado en la prensa de

Castilla ("Las lenguas en España"; Diario 16, 1 - 11 - 94), se explayaba en frases laudatorias hacia los
idiomas autonómicos; pero la tolerancia que exhibe el escrito no alcanza a los valencianos. Oreja ignora
olímpicamente la existencia del valenciano; ni siquiera lo consideraba un pobre dialecto. Para este alto
cargo del PP sólo hay que proteger y "respetar al gallego, catalán y euskera".
La gravedad es que, visto el panorama, tienen algo de razón los gamberros que nos Ilaman "La Calamitat
Valenciana".