Las ikastolas valencianas

Ricardo García Moya

Luis Herrero retransmitía el acto de la sede del triunfal PNV donde a las huestes de Arzallus se había unido unos independentistas catalanes enarbolando banderas barradas. El periodista, fingiendo ingenuidad, señalaba excitado la presencia de banderas catalanas o valencianas. Por lo visto, en la COPE no se han enterado de que la Comunidad Valenciana posee una bandera distinta a la catalana. Como es notorio, Luis Herrero siente odio contra la existencia de un leal territorio histórico llamado Reino de Valencia, y no tolera que a un alicantino o a un castellonense se le llame valenciano, como así fue durante siglos hasta la llegada de estos personajes que actúan, respecto a la Comunidad Valenciana, como los separatistas vascos y catalanes respecto a España; con la diferencia de que él sabe que nadie le censurará su actitud, sino todo lo contrario. Este hombrecillo locuaz es silente respecto a lo que ocurre en las ikastolas valencianas.

En la Comunidad Valenciana, desde la Universidad a la ESO, se fomenta el independentismo catalanero y el odio a España ante la indiferencia del PP y la colaboración total del PSOE y EU. Un ejemplo: el Ayuntamiento de San Juan de Alicante cede su casa al Supermercat de revistes catalanes independentistas, y se permite a estos grupos comerciales (que viven de la subvención del eje CIU-PP) montar tenderetes dentro de los centros de ESO valencianos -en su interior, repito- regalando miles de revistas catalanas, discos y prensa a los alumnos de 13 a 17 años. También entregan talonarios de Xecs de promoció de Descobrir Catalunya, Illacrua, revista alternativa dels Països Catalans, Revista de decoració en catalá, El Temps ,El Triangle,Nuvis, Barça, etc. Con la complicidad de las autoridades, regalan discos de canciones como Escolta la teva sang o Trencar el silenci, cuyas letras claman contra la opresión de España y lo bueno que es convertirse en catalanes. En estos centros oficiales de enseñanza, controlados y atemorizados por los seminarios de catalán, jamás se han atrevido a izar la Real Senyera y la bandera de España, pero si se aprobara la de cuatro barras la enarbolarían al instante. Ingenuo, en una ocasión pregunté el porqué de este desprecio, contestándome que era por falta de presupuesto para banderas. Estos mismos son los que han comprado todo tipo de enciclopedias de los Països Catalans y encuadernan primorosamente los fascículos de la Marina Catalana o de la Historia del moviment obrer als Països Catalans, donde nos incluyen a los valencianos. Los del PP callan como ratas y fingen no enterarse del nido de serpientes que están alimentando. Como suponen que hasta dentro de unos diez años no estallará todo, siguen empujándonos al abismo.

Políticos y sindicatos pugnan por demostrar su limpieza de sangre catalanista. Si el Bloc amenaza con exigir requisito lingüístico de catalán (pues catalán es lo que se está impartiendo), Tarancón levanta el dedo y dice: Yo primero. En fin, llega el día grande de la inmersión catalana, cuando los estudiantes pasarán por la piedra catalanera de la Selectividad; pero hay noticias buenas, como la llegada del AVE al aeropuerto de El Altet, financiada por el gobierno de España porque hay que convertir a Alicante en el centro del arco mediterráneo, según dice Alvarez Cascos. El de Manises, da a entender, es de tan poca categoría que no merece gastarse en él ni una peseta de los fondos europeos o españoles. Otra noticia buena: la autopista Alicante-Cartagena ya la tenemos casi finalizada. Este verano iré desde Alicante a Cartagena por autovía, autopista o carretera nacional. Tendré tres opciones. Y es que el gobierno del PP-CIU premia a esta ciudad que no se opone al catalanismo; no como la blavera Valencia, que puede esperar sentada la autovía Valencia-Zaragoza-País Vasco.

Respecto al AVE a Levante -como dicen los ministros del PP- llegará a Valencia; pero no antes que a Murcia o al futuro centro del eje catalán-Mediterráneo. Aquí se agradece la postura sumisa y acomplejada de Valencia. Las pintadas de Puta Valencia no son borradas por los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Díaz Alperi; de igual modo que las múltiples y enormes pintadas en catalán de Borbona als taurons que llenan muros y rótulos entre Alicante y Campello. El alcalde, así como el presidente de la Diputación, Julio de España (admirador de Raimon), pasan diariamente ante ellas, sonríen y no ordenan borrarlas; algo que no sucedió cuando les pusieron una perla alusiva a ellos.

8 a.m. en la Universidad de Alicante. Enormes paquetes con miles de ejemplares del diario Información son dejados en el suelo. Los estudiantes recogen su poción diaria de manipulación en los catalanes Levante, Información o Avui. En el del viernes, este titular ocupaba la plana: Un accidente destruye parte de la vía entre Alicante y Barcelona (Información,11-5-01), aunque la prensa y radio nacional daban la noticia de forma correcta Accidente en la vía de Valencia a Castellón. La prensa de Ferrán Belda en Alicante es virtuosa en eliminar el nombre Valencia, salvo en las ocasiones que pueda suponer algo negativo hacia la única urbe que resiste al catalanismo; o resistía, pues la labor de Tarancón o la alcaldesa Nolla ya no encuentra barreras. La Generalidad, generosa, lo paga todo. Cualquier libro catalán que los alumnos y profesores catalaneros deseen, sólo tienen que rellenar una desiderata en ca-talán que la tentadora Universidad ofrece impresa. En pocos días llegará el panfleto remitido desde las editoriales amamantadas por la Generalidad: Bromera, 3 i 4, Alta fu-lía, Curial, Edicions 62, etc.

Paseo entre millares de volúmenes en catalán que, amazacotados, blindan la biblioteca de la Universidad más lujosa y ajardinada de Europa. Desde sus inmensos ventanales, mi mirada puede huir de un eructo de Gloria Marcos contra la RACV (El Temps 14-5-01), a la libertad rocosa de la Carrasqueta. Estoy hojeando La decadència al País Valenciá (Curial. Barcelona), que los estudiantes valencianos de Alicante leen por imperativo ilegal; es decir, por mandato del parásito inmersor que les lava el cerebro y -para mayor inri- la Generalidad le suelta un pastón cada mes. Los libros inmersores, deteriorados por el uso a la fuerza, son repuestos sin dilación para que la formación catalana no decaiga. Sobran millones para adquirir obras en catalán. Les aseguro que quería hablar de otro tema más agradable; pero veo a los alumnos estudiando la sintaxis de Lluis Llach o el léxico de Els Pets y se me bloquea la mente. ¿Cómo puedo comprender que estos panfletos de Rosa M.Pujol, secretaria general de Joventut de la Generalitat de Catalunya, lleguen a los alumnos valencianos de la ESO? Por desgracia, ni la COPE ni la televisión catalana de Valencia dirán nada del odio incubado en estas ikastolas del PP (¿o no gobierna el PP aquí?), que tarde o temprano reclamará su tributo.

Diario de Valencia 20 de Mayo de 2001