Las Provincias 10 de Diciembre de 1994
LAS MANIOBRAS SECRETAS DEL RÉGIMEN
Por Ricardo García Moya
El titánico esfuerzo que realizan Lerma, Romero y Pedraza para la consolidación
de los Países Catalanes (con subvenciones directas y camufladas) está obteniendo
resultados. Incluso en Castilla se han percatado de que somos un organismo herido y
sin capacidad de respuesta a las agresiones culturales y económicas. Saben que lo
único que motiva al eje pujolsocialista es catalanizar; así que los rugidos de Lerma
(por la autovía) sólo provocan carcajadas goliardas (por lo descomunales) a Bono y
sus manchegos. Además ¿qué respeto inspira un president que aborrece el nombre
histórico del territorio? Sus antojos toponímicos -aplaudidos por la clac del régimen-,
humillan al Reino de Valencia con las payasadas de Mediterránia, Levante, país
valenciano, Comunitat.
Es comprensible, ciertamente, la actitud de los inmersores nacidos entre los romerales de
Albacete y los cigarrales de Toledo (mosques y moscardes, pols y polseguera,
chinches y caparres). Son profesionales que cobran millones. Han leído a Manuel
Alvar
y saben que: "quienes imponen una lengua (Lerma, Romero y Pedraza con
el catalán; no el valenciano) tratan de convencer de las ventajas que se adquieren con
su aprendizaje y, por tanto, la conveniencia de adquirirla. De ese modo --y no
hablemos de otros se va minando la conciencia colectiva. Es decir, cualquier quiebra
del status anterior significa facilitar el paso hacia un nuevo tipo de alineamiento y
absorción" (AIvar, M.: "Hombre, etnia, estado". Madrid 1986, p. 226.)
La autodestrucción de Valencia es digna del festival de terror de Sitges. Hasta el
Principado de Asturias defiende con uñas y dientes la mínima diferencia lingüística
propia, editando publicaciones como "Lletres asturianes" (Oviedo, octubre, 1994),
revista "dedicada al estudio del idioma asturiano". Estamos de acuerdo en que se
pasan con el bable; pero aquí es todo lo contrario. Desde las instituciones alteran y
manipulan para --como diría Alvar-- minar la conciencia colectiva.
He aquí una jugarreta típica: en el siglo XVIII, el platero navarro Carlos
Beramendi recorrió nuestra tierra y fue anotando impresiones sobre economía y
cultura; más tarde, en 1793, fueron publicadas como "Viaje por el Reyno de
Valencia
". Ahora, en 1994; han sido reeditadas a cargo de la Diputación de Alicante,
pero con el título "EI país valenciano a fines del siglo XVIII" ¿Perciben el cambio del
recambio?
Son miles de pequeñas maldades, como atribuir "una lengua alicantina" en Orihuela en el
siglo XIV (Studia Histórica, Diputación de Alicante, 1985, p. 130), cuando la provincia de
Alicante es del siglo pasado y todos los textos conservados en Oriola recuerdan que se hablaba
la lengua valenciana.
Y qué me dicen del proyecto de transformar el triángulo Alicante, Elche, Santa Pola -donde
se ubicará la oficina europea de patentes- en la futura capital de Levante o "Comunitat". La
infraestructura está creada. Alicante ya cuenta con dos autovías hasta Madrid y Murcia, más
otras dos a Cartagena y Alcoy en proyecto. La Generalidad de Lerma está volcada
económicamente en esta ciudad; hasta limpia y restaura la fachada del Ayuntamiento (igual
que en Valencia ¿no?). EI casco antiguo, faltaba más, lo está rehabilitando respetando la
arquitectura de época; no con los tumores arquitectónicos que edifican de los barrios del
Carmen y Pilar en Valencia.
Todo sale del ágil cerebro de Lerma. Sus desvelos para lograr colocarnos en la cabeza
mundial del ridículo son constantes. En los meses estivales podría dedicarse a pensar en sí
mismo y aprender con Salom' pasos de sardana; o seviIIanas con el Titi, ya que sus señoritos
son andaluces. Pues no, se ha dedicado a las banderitas.
Este verano, el 4 de julio --cercana la canícula y cuando todos pecaban por mar y monte- los

de la oficina de heráldica de la Generalidad elaboraron unas extrañas leyes sobre banderas
valencianas. Hay que descubrirse, chapeau, ante la martingala de estos taimados- han legalizado
una silueta de bandera idéntica a la del falso pendón de la Conquista. Así que cuando en
Onteniente, o el 9 de octubre pasado, las fuerzas del eje colgaron pendones cuatribarrados,
tenían el respaldo de una ley firmada por Lerma el 21 de junio de 1994, y publicada en el
boletín del 4 de julio. ¿De qué' valió, pues, el consenso de la Ley de Símbolos en
1984?
Mientras todos estábamos pendientes del Reino de Valencia que ardía como el averno,
el president seguía con su particular cruzada contra la Real Señera EI decreto
aprobado este verano impedirá a cualquier ayuntamiento valenciano la adopción de
una enseña cuya silueta sea en dos puntas o cola de golondrina, como la Real
Señera
. Prueba de que todo era premeditado ha sido la veloz salida al mercado de las
enseñas en forma de pendón. ¿Y la derecha cultural? Asustada y mirando hacia otro
lado.
Y sigue la marcheta. La CAM continúa editando libros en normalitzat; y financiando
actividades sugeridas por los asesores escorados al catalanismo. La última que han
hecho es regalar un pin de Alcoy con las cuatro barras, sin corona, cuando todos
saben que el escudo de esta ciudad ostenta una simbología compleja, incluyendo las
barras coronadas. Con la excusa del 150 aniversario de la ciudad, lanzan esta falsa
heráldica para seguir con la implantación de las cuatro barras.
No tienen remedio. Ustedes se figuran en Alemania o Dinamarca a unos políticos
quemándose las neuronas para legalizar siluetas de banderitas. Pero bueno, hasta dónde hemos
Ilegado. ¿Y esta gente es la que presume de progresismo? ¿No tienen más preocupación que
perder el tiempo manipulando escudos y banderas? Lerma, sinceramente, en verano descanse en
su lucha contra la Real Señera, y dedíquese con sus amiguitos Emérit Ecológicus Bono,
Joan Romero, Pedraza y Gloria Marcos a jugar a la montañita humana de Algemesí,
esa que tanto promocionan, y que es típica de Cataluña... y del norte de Africa.