Millikín de Illinois

Ricardo García Moya

Mola la firma de un gringo en un ensayo catalanero. Así pensaría, supongo, Vicent J. Escartí de la Universitat de Valencia; pero si tras Kennet Brown aparece la Millikín University, Illinois, ya no es lo mismo; por aquello de Fofó, Miliki y Milikito. La faena perpetrada por la pareja la titularon Edició i estudi d´alguns poemes catalans en un manuscrit de Don Francesc de la Torre (Caplletra, 1990). Para ambientar la acción, llamaremos Millikín a Kennet, como en el western llaman Arizona al chico o Colorado al justiciero. Pues bien, Millikín y Escartín cambian de nacionalidad y lengua a una serie de poetas valencianos como Matéu y Sanç o Miquel Serres, al etiquetarlos como poetas que usan la llengua nacional catalana; pero lo más gracioso es que también intentan robar la autoría de los Versos a Maciana a fray Francisco Mulet, amparándose en la intuición exegética de Joan Fuster y dejando caer que las poesías de Mulet son apócrifas (ib, p.67).

Escartín se trasforma en un Descartes o Descartín idiomático que hace de lazarillo a Millikín de Illinois, analizando ambos el manuscrito que perteneció a Francisco de la Torre, un catalán de Tortosa que vivió en Valencia, Zaragoza y Madrid. El citado manuscrito (B.M.Lázaro Galdiano, Ms. 407) es una chapucera copia del original de 1645 (que, supongo, sigue inédito), presentando hasta doscientas alteraciones semánticas, léxicas y sintácticas del texto muletiano. Así, Mulet escribe: es tan gran pregadeu / que tinc por que de un bosí /se engulliría un paller; aludiendo al pregadeu (nombre valenciano de la mantis religiosa, documentado por vez primera en texto literario); pero el copista catalán, desconocedor del sustantivo, destroza la sutil semántica del verso: gran, prego Déu (v.138).

La copia exhibe ortografía bárbara (onor, orrent, echiser....); sustituye latinismos (ergo por luego), y elimina palatales en ley, legea, lam, etc. Por su parte, Millikín de Illinois altera sistemáticamente la preposición valenciana pera en per a; y si Mulet escribe ferla o dirli, el de EE.UU. mete el guioncito fabriano en fer-la, dir-li. Donde el original muestra relluents, la copia dice vellencs (v.396); y aquí aplicamos a Escartín y Millikín un octosílabo de Mulet: Tal es Ali qual Bardali (v.513), adagio que se documentaba por primera vez y que tiene su historia.

En 1872, el dramaturgo valenciano Juan Colom publicaba en Castellón la pieza cómica Tal es Cualis com Camalis, titulo homónimo del adagio. Los responsables de la Gran Enciclopedia Valenciana -más cultos que nadie- latinizaron macarrónicamente el título del sainete de Colom, Talis cualis cum camalis, en transcripción creativa y no fidedigna. Gallo en corral ajeno, Corominas también abordó el tema en la voz camalic, recordando que Ros fue el primero en recoger la frase Tal es Ali, com Camali (Adages valencians, 1736). Esta documentación es la pólvora para que el etimólogo catalán lance una traca de posibilidades sobre camali; que si era pluralización italiana o préstamo del griego de los puertos jónicos; que si fue vocablo turco tomado de los norteafricanos a través de los genoveses, o todo lo contrario. En fin, el sabio ofrece una de sus apasionantes y enloquecidas ristras de fuentes, pero Corominas (igual que Millikín), desconocía el original de los Versos a Maciana (los he vuelto a sumar y son 800, no 798; mea culpa), anteriores en un siglo al texto de Ros.

Cuando Mulet compuso el romance estaba reciente la convivencia con moriscos, y no es aventurado suponer que Tal es Ali qual Bardali aludiría a motes o nombres de la onomástica árabe valenciana. Los nuevos bautizados siguieron usando el sustantivo islámico y los preceptos de la ley coránica hasta su expulsión (a.1609); en consecuencia, para un cristiano viejo, el dicho aludiría a la escasa diferencia de costumbres e incluso físicas de los infieles simbolizados por Ali y Bardali. Para Mulet sólo sería una frase hecha escuchada a sus padres, por lo que Ali y Bardali (que él escribe con minúscula), no los consideraría nombres propios. El de Ali no ofrece dudas, al ser el más común entre los musulmanes valencianos en 1600, pero Bardali plantea interrogantes, al no ser hipocorístico o diminutivo árabe. Quizá fuera una deformación morfológica romance de los documentados Baudali o el sobrenombre Caudali. Estas corrupciones, irónicas en gran proporción, eran normales entre los valencianos de ambas religiones; p.e., un tal Abu Rasid es valencianizado como Borrachet (Labarca, A.: Onomástica de los moriscos valencianos,118).

El manuscrito de Mulet enlaza con el idioma valenciano actual, con léxico y recursos sintácticos contrarios a la inmersión. Así, anar Maciana a Mallorca (v.3) confirma que en lengua valenciana es agramatical anteponer el artículo la al nombre propio femenino. Esta construcción la reservaban prosistas y poetas para expresar el habla rústica de castellanos y catalanes, pero no en valenciano. Mulet escribía Maciana, que en el catalán taranconiano que envenena a nuestros hijos sería la Massianna.

Siguiendo a los clásicos, los versos muestran el prohibido neutro: lo que dire ara mateix» (v.21); lo de en mig es lo lleig (v.88), y es lo pichor (v.199); lo que diu (v.691); lo que pretenen (v.724). En 1950, el colaboracionista Giner razonaba: la abolición a ultranza de las formas del artículo definido masculino lo, los hecha por el Institut dEstudis Catalans, obedece al estado del barceloní moderno (Giner: Ressenya a Guarner, 1950). Y advertía sobre la dificultad de desterrar del valenciano los nexos fónicamente soldados en lo, per lo (...) y más difícil de eliminar será la combinación neutra lo que (ib). Se equivoca Giner, pues los valencianos tragamos todo. En las anotaciones que Sanchis Guarner añadía a los comentarios de Giner sobre su Gramática, confirma que la prohibición del lo definido y neutro la había tomado de Moll. En el XVII, la lengua valenciana no estaba prohibida por Cataluña, y Mulet usa el lo como recurso sintáctico, igual que Martorell, Roig o Timoneda.

La publicación Caplletra -editada con ayuda de los impuestos valencianos-, está dedicada a propagar la lengua catalana por todo el orbe. Un colaboracionista enquistado en la universidad bloquera sugiere, valga el ejemplo, a un sacamantecas léxico de Shanghai que estudie al catalán Escalante. El imberbe filólogo realiza el ensayo bajo la dirección del astuto inmersor, obteniendo créditos para el Doctorado, una beca en Lleida o un año sabático-lunático en Montserrat. El imperativo de estos ensayos internacionales de Caplletra o de cualquier tumor literario parásito de la Generalitat debe dejar bien claro la catalanidad de nuestros escritores. Si no, ni hay pelas, ni edición de gorra, ni invitaciones a congresos de Eliseu o Tarancón, ni halagos en la prensa catalana de Ferrán Belda. Me olvidaba un detalle: el original de los Versos a Maciana se halla en la Bib. Loaces de Oriola, lugar donde recalaron los fondos bibliográficos del convento dominico donde estudiaba el pícaro Mulet en 1645.

Diario de Valencia 6 de Mayo de 2001